lunes, 21 de noviembre de 2011

UMA 2011 Report

Hace un mes ya,  corrí mi primera ultra maratón. 80 kilómetros (50 miles) que podrían ser facilmente resumidos con  tres palabras; experiencia al límite. El día 15 de octubre a las 4 a.m nos encontrábamos alrededor de 150 corredores en la línea de partida. Muchos de ellos extranjeros, entre los que abundaban argentinos y gringos. Todos listos para adentrarse en las faldas del cerro Manquehue -en la madrugada santiaguina- para seguir hacia los Trapenses, después hacia Chicureo y luego volver para encarar los kilometros finales por  el San Cristobal.
             
 Los primeros kilómetros pasaron rápidos –como suelen ser los comienzos en este tipo de aventuras- y el pelotón se mantuvo bastante compacto hasta llegar a la primera subida de la noche, (si no me equivoco esta fue la del denominado ‘manquehuito’ ) donde ya comenzaban a tomar ventaja los más preparados y/o quizás más experimentados. El primer punto de abastecimiento llegó rápido (km 13 app.) y solo me detuve para comer un poco de frutos secos y tomar algo de isotónico. Continúe rápidamente y el frio pegaba fuerte a esa hora, por lo que mantenerse en movimiento era esencial. Debo reconocer, que durante todo el tramo donde nuestras linternas era la única fuente de luz, la adrenalina me llevó a  avanzar bastante más rápido de lo que tenía presupuestado y hasta el amanecer, mi cuerpo y mente no mostraban ningún síntoma de cansancio. Fue recién en el abastecimiento del km 30 (app.) donde comencé a tomarme las cosas con más calma para ingerir mejor los alimentos e hidratarme como debía. Aquí comenzaba una  bajada técnica que demandaba cuádriceps en forma, para luego llegar a un plano cerca de Chicureo. El sol ya se asomaba amenazador desde el este y era hora de desabrigarse.  (la parte helada de la carrera  ya había pasado) Antes del abastecimiento, que supuestamente se encontraba en el km 40 (finalmente habrá estado en el 45?) el recorrido nos hacia ganar altura con un subidas de mucha pendiente, que con suerte me permitía caminar. Llegando a este punto me di cuenta de que estaba ingiriendo muy pocas calorías con respecto a lo que estaba gastando por lo que me tome con calma esta parte del recorrido, hasta llegar al abastecimiento, teniendo la oportunidad de caminar junto a un argentino que venía lesionado.

Luego de haber pasado por el abastecimiento del km40 (supuestamente) recupere un poco de energía y decidí enchufarme a mi iPod. Las emociones estaban a flor de piel y la idea era seguir dándole sin pensar que recién me encontraba  en la mitad de la carrera !  Fue este tramo de la  la carrera, el que por lejos,  más larga se me hizo. Llegado a un punto donde nos encontrábamos por detrás del cerro Manquehue, comenzaba una bajada técnica que demandaba estar 100% concentrado para no cometer errores. Fue aquí donde  más debil me sentí sicológicamente hablando. Un cartel de la organización indicaba que había un punto de abastecimiento 2 kms adelante por lo que me tome lo que me quedaba de agua ( al mediodía el sol pegaba muyyyy fuerte) y continúe bajando alucinando con el punto de abastecimiento. Pero la bajaba continuaba y continuaba y el punto no llegaba. Incluso antes de este, dos personas se encontraban en una curva -que ya permitía ver la ciudad de Santiago- para timbrar el pasaporte. Estos me comunicaron que el cartel estaba equivocado y ahora sí que el punto de abastecimiento se encontraba a 2 kms. Continúe sin creerles mucho y efectivamente el punto no apareció hasta por lo menos 4 kms. después !! Cabe mencionar que el 95% de este tramo lo hice completamente en solitario, lo que sin duda dificulta aun más, el seguir avanzando. En este punto, me detuve un par de minutos para abastecerme de líquido y digerir los alimentos de manera pausada. Este abastecimiento  era el último antes de entrar a los 20kms. finales y marcaba de cierta forma, el tramo final  de la parte más “técnica” de la competencia..

Eran las 13:30 y la verdad, es que me sentía exhausto y sin muchas energías para los más de 20 kms. que aun me quedaban. Lo único que me producía cierto alivio era pensar que estos últimos kms. serían los más fáciles de la carrera (que error !) Afortunadamente un poco antes de llegar a la rotonda que marcaban el inicio del recorrido en el San Cristóbal, me topo con mi padre que estaba en la zona donde se encuentran las antenas (arriba de la rotonda), lo que sin duda  fue una inyección de energía que; me emociono y dio la fuerza necesaria para comenzar el San Cristóbal corriendo como no lo hubiese imaginado. Una vez en el cerro, me sentí bastante bien los primeros kilómetros, quizás porque me sentía cómodo corriendo en los senderos de siempre o porque cada vez me veía más cerca de cruzar la meta. Antes de llegar al penúltimo punto de abastecimiento (km. 67 app) me vino un bajón tremendo que me obligo a buscar un poco de sombra y sentarme a tomar un poco de aire. Fueron alrededor de 2 minutos los que estuve sentado en esa roca, combatiendo con mis demonios para finalmente levantarme y seguir a toda costa.

Gran parte del San Cristóbal lo camine por completo y si bien, había mucha gente que a esa hora paseaba o se dirigía hacia la virgen, la mayoría me miraban  raro y no entendían que pasaba,  (mucho menos alentaba a excepción de unos gringos que me dieron animo) por lo tanto las personas no fueron un factor motivante en la parte final. Luego de subir y bajar  por 'toboganes' eternos cada kilometro era una agonía. Aparece el cartel que indicaba los últimos 2 kms. para la meta e inmediatamente mi corazón comienza a agitarse y mis piernas comenzaban a moverse. Ya bajando por el camino pavimentado -antes de la entrada al ‘Saint George’- me encontraba corriendo y bastante rápido de hecho. El trayecto final hacia la meta fueron momentos realmente intensos, lleno de emociones y una satisfacción que es bastante dificil plasmar en palabras.
Luego de 15 horas y 10 minutos cruzaba la meta de mi primer ultramaraton y me encontraba francamente devastado. Apenas me colgaron la medalla de finisher y de dar los abrazos correspondientes, mi cuerpo se desplomo. Fue en ese momento, tendido boca arriba, que me sentí invencible.
Los saldos de la UMA 2011 son positivos para mi  (primera experiencia). #9 en mi categoría (19-29 años) y #37 en la general me dejan satisfecho. El barro durante los primeros tramos, el frio que calaba los huesos en la noche y el intenso calor del día, hicieron de la Ultra maratón de los Andes su edición más dificil (el ganador demoro 2 hras. más que el año anterior con un tiempo de 9h31m).

1 comentario:

  1. Max, mi más sincera enhorabuena por terminar tu primera ultra-maratón!

    Saludos desde España.

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